Escritos desde el Infierno I: Desde la Casa de Cristal

Aquí sentado ante nuestro futuro, más negro que incierto, pienso que esta soledad es una mierda, pero la merezco.

Aún no he pasado ni la mitad que tú a sufrir, mas pienso que es justo seguir. No para compensar lo que viviste, si no lo que no te dí.

Tres semanas van ya que el día no termina de empezar, y nunca llega nunca a concluir. Sólo pienso en ti.

Porque veo y no entiendo como se puede joder así, como es posible que con tan fuerte intención, solo mierda se pueda conseguir. Y al daño hecho, pecho. Pero cabeza acaba faltando, desde el momento que cruzo la línea y la cago. Porque un desastre he sido siempre, y me da que por mucho que lo intente, ya no se corrige, como jode, la verdad.

¿Cómo se intentar mejorar lo nunca hecho?, pues fácil, no tratando de hacerlo. Si lo más fácil del mundo es dejarlo pasar, hasta que algo te importa demasiado, como para irte a dormir sin haberlo arreglado.

Es “complejo” pensar como será el día que ya no salga mi sol por la mañana, solo pensarlo se me empaña el alma. Mas he de reconocer que merecido lo tengo, y no puedo rechistar, pero sí al menos permíteme que me eche a un lado a sollozar, que cuando mi sol se haya ido echaré a llorar.

Respira hondo me dice mi mente, que el dolor forja. Pues como no sea un hierro doblado no sé qué coño habrá forjado el mío. Porque igual de inútil es en mi ese dolor. Si al final, por mucho que lo pretendo no hago si no lo contrario de mi voluntad.

Un niño pequeño ve una diversión mayor que la que tiene en ese momento y sale corriendo. Quizás es que soy un niño todavía, y prefiero despegarme de lo que me acoje, y volver más tarde cuando me haya cansado de la nueva atracción.

Pero o puedo evitar pensar, qué sería y que será mi, si todavía no he empezado a despegar, y ya hecho de menos la tierra. Porque ha sido tan dulce, tan tierna y tan deseable, que ningún avión querría despegar de ella. Porque a pesar de las tormentas y los vendavales que azotaron a este avión en tierra, y a ella misma, no dejará nunca de recordar que sólo fue ésta quién le dio alas, quién le enseñó a volar y quién le ha dado los mejores recuerdos que a la mente se le acercan.

Y ahí estoy, aferrado a la posibilidad de que me den una nueva posibilidad. No la merezco, pero la quiero. Que al final todo se trata de querer. Cuánto, cómo y con qué intensidad, en uno y otro.

Lo siento. Me acomodo muy fácil a lo que hay, que ventaja, y que desgracia.

Ver un nuevo futuro, siempre deslumbra, fascina e inquieta. ¿por qué coño el mío semeja tan negro, cuando debiera brillar?. Fácil, el velo del daño es negro, y tiñe el resto de la visión.

El bebé se ha ido, y empieza a caminar, tras unos tímido gateos, y una interminable indecisión, ya anda, ¿quien te dice que volverá?. Nadie. Sólo la esperanza de que vuelva a necesitar algo que hace mucho que no le diste.

En fin, duele, golpea y rompe el sueño . Nada que antes yo no hubiera hecho.

Anexo: Demasiada suerte tuve, y no la supe aprovechar. Es justa la ostia. Iré preparando la cara para cuando me haya de llegar.