Sinceridad en Ubuntu

Pues eso, una imagen muy sincera:

Gracias

Pocas veces en la vida uno tiene la oportunidad de dar las gracias a tiempo, pero menos aún de darlas tras haberse dado verdadera cuenta de el bien que le han hecho.
Un simple gesto como un abrazo sincero, o unas palabras al oído marcan la diferencia entre un simple gesto de cortesía y un soplo de vida a un alma moribunda.

Lo cierto es que nada de eso cambiará el posible daño que te haga necesitar a esa gente a tu lado, pero al igual que un puesto de avituallamiento en una maratón te ayuda a seguir hasta los 41 kilómetros, esa proximidad de una persona que comparte contigo su sinceridad y su tiempo no te alivia el dolor del camino, pero te ofrece una refrescante sensación de que pase lo que pase tendrás un pivote sobre el que centrar tu giro a fin de no volverte excéntrico, o loco.

Por eso quiero dar gracias, aunque aún no haya dado cuenta de todo el bien que he recibido. Así, cuando me de cuenta del mismo, sabré agradecerlo y posiblemente devolverlo en su momento.

La vida da una serie de vueltas que de llevarlas a una telenovela o película se tacharía al guión de exagerado. Pero si nos paramos a pensar, a todos nos da una serie de giros ante los cuales difícilmente podemos estar preparados. Y del alcance de nuestra reacción dependerá cómo podamos afrontar ese giro, y en qué medida necesitaremos a nuestros comodines para que nos empujen hasta que nuestro motor arranque.

La lluvia y la tormenta, los truenos y el viento, han de limpiar el cielo para que el nuevo sol brille en el firmamento.

Si bien es necesario pasar por una mala época para valorar lo que se tuvo y estar preparado para lo nuevo, el período de tormenta puede dejar marcado a más de uno. Personalmente estuve una buena temporada de tormenta hace unos años, y quien la provocó fue la misma persona que la despejó. Pero ello no hizo si no enviciar la relación durante un tiempo, provocando recelos y desconfianza, si bien nunca expresa, sí interior.

Hablando con un amigo llegué a la conclusión de que, generalizando, con todo lo malo y vicioso que ello conlleva, la pareja es como un juguete: cuando no lo tienes la vida es un coñazo y un aburrimiento, pero que cuando lo tienes desearías aburrirte.

Nadie en su sano juicio desea estar sólo de por vida, o casi nadie. Pero como en toda guerra perdida, te acabas cuestionando si los neutrales son al final los más inteligentes. Y es más, al final parecen los más inteligentes. No se complican la vida, dedican sus segundos de vida a su auto-realización, no discuten ni guerrean por sus preferencias o dominios.
Pero una cosa es cierta, nunca se acuestan o despiertan al calor de aquella persona, virtualmente ángel y virtualmente demonio, que sin saber por qué mueve su corazón y empuja su cuerpo hacia ella.

Si la progresión de una relación se decidiera en una partida de poker, frente a frente, sería la partida más estratégica de la historia: llena de faroles, señas y artimañas. Y todo encaminado a comprobar si el contrincante está hecho del material necesario para ser pareja: carne, huesos y mucho corazón.

Gracias a todos.

De todo lo que necesito..

Roma nos legó un dicho: Pan y CIrco. Simple pero realista.
De todo lo que necesitaba, o creía necesitar una persona, había dos cosas que no podían faltar: comida y diversión.

Decía Def con Dos en uno de sus temas: "Poco pan y Pésimo Circo". Gracioso cuanto menos.

HOy necesitamos más, muchos más.
El Ipod, el portátil, el plasma, el coche etc. Y todo porque vivimos en una buena época(aunque ya parezca caduca), y el pensamiento y educación heredados nos hace ver básicas muchas cosas que en un mal momento se hace completamente prescindibles.
¿Que necesito?. Es una buena pregunta. Nada fácil, obliga a reflexión y mirar hacia adentro de uno mismo.
Por lo que he podido ver, con mis propios ojos y experiencias, lo material hace falta sólo cuando hay otra serie de necesidades resueltas. Ésto lo explica la pirámide de Maslow, así que no seré yo quien ande divagando sobre el asunto.
Sobre lo que sí quería hablar es sobre cómo ciega, en épocas de bonanza, todo lo que nos rodea, llegando a tapar lo esencial y al mismo tiempo preparando la caída de todo lo que tenemos.

Los buenos momentos que vivimos nos hacen proyectarnos. Todos hemos sido estrellas de rock (heavy en mi caso), grandes eminencias o lo que sea que cada uno quisiera. Esto es necesario, ayuda a definirnos como personas, y de paso nos hace tomar decisiones ne la vida para convertirnos en lo que somos/seremos.
El problema viene cuando estos sueños se pierden, te los aplastan o simplemente se vuelven irrealizables.
En ese momento tú dejas de ser tú mismo, y te vuelves una masa de carne que deambula de un lado para otro, atendiendo a los dueños de los demás.
Mucha gente defiende aque de "Genio y figura hasta la sepultura". Bueno, no llego a tanto, para todo hay edades.
Lo triste es ser feliz, no cubrir tus sueños y que todo se demorone. ¿Cómo es esto posible?, muy fácil, ahí va la receta:
Primero acomodarse a una mierda de situación, luego ser lo suficientemente estúpido como para permitir que eso influya en toda tu vida restante. Añadir un poco de estupidez para con todas aquellas cosas importantes y necesarias, y sazonarlas con un poco de "infantilismo". lo reogamos todo con falta de iniciativa y lo cocemos todo con cabreos estúpidos. Por último, si queremos se le puede añadir comportamiento errático y tendremos la situación perfecta para que perder todo lo importante que tengamos.

La fragilidad de la realidad en la que vivimos es tal que no llegamos a verla. Es como una especie de cristal ultrafino, completamente transparente. que nos hace ir con cautela por la vida, pero que se nos acerca cada vez que cometemos errores. Hasta el momento en el cual cometemos el último error y entra en contacto con nosotros.
Entonces es cuando sientes todos los pedazos desgajándose. Se quiebra toda tu ficticia escala de valores y ves el mundo con los ojos del recién llegado. Ves todo tus errores y todas tus malas decisiones. Pero ya no intentes nada, sólo agarrarás cachos de cristal con tus manos.
Es, particularmente, es ese momento donde servidor se ve a sí mismo como un niño pequeño, llorando y con los brazos extendidos, esperando a que sus padres le abrazen y consuelen.

La pregunta surge en lo siguiente: por qué cuando ese niño es recogido, y consolado, cuando por arte de magia, un ángel se dedica a reconstruir esa jaula de cristal, a base de perdón y cariño; ?por qué en ese momento vuelve todo a ser cómo antes?.
Por una sencilla razón: estupidez.
Sólo los inteligentes/listos aprenden. Sólo ellos no cometen los mismos errores varias veces.
Pero es el momento del perdón tan dulce, la reparación del daño tan hermosa y el sentimiento de felicidad tan grande... Cómo es posible vivir en ese sentimiento de felicidad y no dejarse llevar..y de paso cometer los mismo errores de nuevo...

Lo más duro es ver como el ángel cada vez se hace más daño recolocando todos los cristales cuando los rompes. Y es aquí donde algo te hace pensar si no jserá mejor salir andando de lo que queda de esa jaula de cristal y dejar al ángel libre, que vuele y encuentre su cielo.

Sin duda la vida se ha complicado, y hecho más compleja, desde aquel "Pan y Circo". Pero algunas cosas siguen en pie al igual que entonces: la felicidad es un sentimiento sin el cual vivir es una tortura, la soledad es una espada de Damocles sobre tu cordura y aquel que bien nos quiere nos hará llorar, como reza el dicho.

Mirar hacia atrás y ver nuestros fallos es muy sencillo. Resolverlos es tarea ardua. Pero es todo un reto no volver a cometerlos.